El primer ministro británico ha anunciado que todos los viajeros tendrán que hacerse una PCR a los dos días de llegar y que las mascarillas volverán a ser obligatorias en el transporte
Después de cuatro meses de ‘libertad’, Reino Unido deberá volver a usar mascarillas en el transporte público y las tiendas ante el temor por la variante ómicron, que ya se ha detectado en al menos dos personas en territorio británico. Durante una rueda de prensa celebrada en la tarde del sábado para explicar las nuevas restricciones adoptadas para hacer frente a la cepa, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha anunciado que cualquier persona que viaje al país deberá someterse a una prueba PCR a los dos días de su llegada y permanecer en cuarentena hasta recibir el resultado (hasta ahora valía con un test de antígenos), y que los contactos de pacientes que hayan dado positivo en ómicron deberán hacer una cuarentena de diez días independientemente de si han sido vacunados o no.
Johnson ha confirmado que la nueva variante “se puede transmitir entre personas que han recibido las dos dosis”, por lo que ha animado a la población a vacunarse con la dosis de refuerzo. El principal asesor científico del Gobierno, Patrick Vallance, ha explicado que las dosis de refuerzo dan una cobertura de anticuerpos suficientemente alta, que debería bastar para proteger a los infectados con ómicron.
El Gobierno británico revisará las nuevas medidas, que Johnson ha calificado de “temporales”, en tres semanas. El país fue de los primeros en dar marcha atrás a las restricciones por la pandemia de covid-19, llegando incluso a eliminar la necesidad de la mascarilla en interiores el pasado 19 de julio, bautizado como ‘Día de la Libertad’.
Durante su comparecencia, Johnson ha agradecido a los científicos sudafricanos que hayan compartido información sobre la nueva variante con tanta rapidez. También ha defendido que el país se encuentra ahora en una posición mucho mejor para hacer frente a los contagios, a diferencia del junio pasado, cuando la llegada de la variante delta del coronavirus obligó a retrasar los planes de reapertura del Gobierno.
En el país se ha vacunado con la pauta completa al 70% de la población, y Johnson espera que en las próximas tres semanas se inoculen seis millones de dosis de refuerzo. Desde que comenzó la pandemia, han muerto en Reino Unido más de 145.000 personas contagiadas con la enfermedad. A pesar de que las autoridades sanitarias llevan varias semanas registrando datos de nuevos contagios cercanos al pico máximo de enero, el ministro de Salud, Sajid Javid, ha rechazado por completo imponer la vacunación obligatoria, como sí hará Austria.
Las autoridades sudafricanas han protestado por lo que consideran un “castigo” por descubrir la variante ómicron
Además de las medidas anunciadas por Johnson, varios países del sur de África, como Mozambique, Zambia o Angola, serán incluidos en la “lista roja” de viajes del Gobierno británico, por lo que los viajeros procedentes de estos territorios solo podrán entrar en el país si son ciudadanos del Reino Unido o tiene derechos de residencia. En la lista se encuentra también Sudáfrica, que fue el primer país en dar la voz de alarma sobre la nueva variante.
Durante el sábado, a medida que más y más gobiernos anunciaban restricciones a la movilidad, las autoridades sudafricanas protestaron por lo que consideran un “castigo” por haber descubierto la variante. “Una ciencia excelente debería ser aplaudida, no castigada”, escribió en un comunicado el Ministerio de Exteriores. (Fuente: https://www.elconfidencial.com)