El diagnóstico es crucial en la pandemia. Una revisión publicada en The Lancet evalúa los métodos principales para detectar la infección por SARS-CoV-2: PCR y antígenos; además de las pruebas que miden los anticuerpos generados ante la infección o la vacuna. Este gráfico destaca los puntos fuertes, los débiles y la idoneidad de cada método en diferentes contextos.
“Test, test, test”. Así instó a los países Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al inicio de la pandemia de covid-19. Las pruebas, el aislamiento y el rastreo de contactos debían ser —y lo han sido en muchos casos— la “columna vertebral de la respuesta global” a la crisis, según el responsable del organismo.
En la actualidad, a pesar de que hay más de 1.000 marcas de pruebas de diagnóstico disponibles en el mercado —y otras más en preparación—, muchos países se enfrentan a retos comunes: la capacidad para la realización de test, la competencia mundial por el acceso a los kits y a los suministros de diagnóstico (incluidos los hisopos para la recogida de muestras), la elección de la prueba adecuada para cada situación y la garantía de que las pruebas tengan una validación externa.
Según los expertos, no existe un consenso mundial sobre las estrategias de estas pruebas, combinadas con medidas sólidas de salud pública, como la cuarentena y el rastreo de contactos. Sin embargo, la realización de test fuera de los entornos sanitarios se ha realizado a una escala sin precedentes.
Ante esta situación, un equipo internacional de científicos ha publicado una revisión en The Lancet sobre los puntos fuertes, los débiles y las aplicaciones de las diferentes pruebas covid-19, así como su potencial para la gestión de la pandemia ya que los diagnósticos han demostrado ser claves en la respuesta a la pandemia.
Tres pruebas para contextos diferentes
Hay tres métodos principales para la detección de la infección por el SARS-CoV-2 y su papel ha evolucionado durante el curso de la pandemia. Según el estudio de The Lancet, estos tres tipos de pruebas covid-19 siguen teniendo en la actualidad un papel clave en la transición de la respuesta a la pandemia al control de la misma.
Las pruebas moleculares, como la PCR, son muy sensibles y específicas para detectar el ARN viral, y la OMS las recomienda para confirmar el diagnóstico en personas sintomáticas y para activar las medidas de salud pública.
Los test de antígenos no son útiles como pruebas de cribado en pacientes asintomáticos o sin contacto estrecho cercano en el tiempo ya que pueden dar resultados falsos negativos
Blanca Lumbreras, catedrática de Medicina preventiva
Los test de antígenos detectan proteínas víricas y, aunque son menos sensibles que las pruebas moleculares, tienen la ventaja de ser más fáciles de realizar, de dar un resultado más rápido. Además tienen un coste menor y pueden detectar la infección en las personas con mayor riesgo de transmitir el virus a otras.
Los test de antígenos “son útiles cuando tenemos síntomas compatibles”, explica a SINC la catedrática de Medicina preventiva y Salud Pública, Blanca Lumbreras, independiente a esta investigación. También, en caso de que Atención Primaria esté saturada y no sea posible tener un resultado lo antes posible, “si hemos estado en contacto estrecho con una persona positiva”.
Por eso, se pueden utilizar como herramienta de salud pública para el cribado de personas con mayor riesgo de infección, proteger a las personas clínicamente vulnerables, garantizar la seguridad de los viajes —aunque no permiten la obtención del pasaporte COVID— y la reanudación de las actividades escolares y sociales, y permitir la recuperación económica, señalan los autores del trabajo.
Sin embargo, estas pruebas “no son útiles como pruebas de cribado en pacientes asintomáticos o sin contacto estrecho cercano en el tiempo”, recuerda Lumbreras, “ya que pueden dar resultados falsos negativos” en los que la prueba te indica que no tienes la infección cuando sí que la tienes.
Con el despliegue de la vacuna, las pruebas de anticuerpos o serológicas (que detectan la respuesta del huésped a la infección o a la vacunación) pueden ser herramientas de vigilancia útiles para informar a las políticas públicas. No obstante, no deben utilizarse como prueba de inmunidad, ya que los correlatos de la protección siguen sin estar claros.
Cómo interpretar los resultados
En el caso de los test de antígenos, “es importante saber que si el resultado es positivo la probabilidad de estar infectado es muy elevada, y debes ponerte en contacto con Atención Primaria, además de seguir las instrucciones de aislamiento”, indica la catedrática.
Si el resultado es negativo, “no se puede descartar la infección por la probabilidad que tienen estas pruebas de dar falsos negativos”. Por eso, “si tienes síntomas o has tenido un contacto estrecho, debes ponerte en contacto con Atención Primaria”, aconseja.
Además, hay que tener en cuenta la sensibilidad y especificidad de estas pruebas. La sensibilidad es la capacidad que tiene el test para dar un resultado positivo cuando hay infección: si es baja, habrá falsos negativos. La especificidad es su capacidad de dar un resultado negativo cuando no hay infección: si es baja, habrá falsos positivos.
“Cuando se habla de resultados siempre son probabilidades”, concluye Lumbreras. Explica que los porcentajes son valores medios que se obtienen de estudios previos, y que pueden variar entre diferentes trabajos.
Referencia:
Rosanna W Peeling et al. «Diagnostics for COVID-19: moving from pandemic response to control» The Lancet